domingo, 15 de abril de 2018

40 CARRERA POPULAR DE EL PALO



El Palo ( Málaga ), 15 de Abril de 2018



MIS CREDENCIALES 
EN LA 
VETERANA



La mañana se presentaba arrolladora. Un sol empíreo iluminaba una barriada marinera y pescadera donde 1.300 almas se presentaban en la Nueva York paleña. Pero El Palo hace sombra a la mas grande. La veterana es sentir atletismo. Su ambiente y sus gentes es inigualable y no tienen parangón. Me quedo con su olor marinero y ese sol que abre un espacio idílico.

Rebobino y me voy al final de un plumazo y presento mis credenciales de atleta. Tener una fotografía junto a 2 campeonas me llevan al futuro. Grandes batallas he vivido, pero unirme a un futuro demoledor me hace mas atleta. Gozar es mi único objetivo a estas alturas y consigo mi primera credencial. 

La segunda es vivir en un paseo Marítimo seductor y maravilloso y junto a mi Mar Mediterraneo unas horas paleñas, en la mejor barriada malagueña, sin duda, rodeado de su olor y su amalgama. La Nueva York paleña, un gozo de veterana. No hay nada igual.




Ambiente de gala, verano incipiente y aire puro y sano junto a mis compañeros de forma relajada. Es una veterana gratis que vuelve mi memoria a antaño donde casi solo ella existia. Hoy el lucro despiadado del dinero fácil la encumbra. Bravo veterana. El dinero podrido para ti no es lo esencial. El Palo es atleta, marinera y pescadera. Un lujo entre los lujos. Mis dos campeonas y mi calamar credenciales para mi cielo.

Estoy al margen y quiero sentir. Veo al "Melillero" en primera linea de salida, miro a los ojos de mucha gente. Observo un ambiente único y pienso en pasearme. Craso error. A los pocos metros mis zapatillas me dicen que de eso nada. Y ellas me empujan camino de El Tintero.

A ritmo de 5 m. el km. sobrepaso a Manolo Salazar, Jose Antonio y Jessica y voy por el entreno perfecto. Voy volando junto a mis liebres aleatorias en un recorrido archiconocido y mítico. Ir casi a tope me llevan a tiempos intermedios de 5.10 y 5.15. A la Altura del Peñón del Cuervo tengo un tropezón que por poco me da de bruces en el suelo.

Pequeño susto de velocidad y llegamos a la vuelta en la fábrica de la Porla donde un pequeño aire de cara en el terrizo de subida me hace perder algo el ritmo. Miro hacia atrás y no veo color naranja. Toca apretar al máximo. Sigo marcando tiempos magistrales y encaro el Paseo Marítimo a pleno rendimiento sobrepasando a raudales.




Pasar ese arco de meta veterano y paleño es una gran experiencia. Es El Palo, no es cualquier meta, es la Nueva York malagueña y haber volado a 5.15 por su pasillo marinero en esos escasos 6 kms. me deja pleno. Es mi veterana, aquella que antaño existía y en la que he conseguido dos credenciales con seguimiento histórico. 



Estar junto a dos campeonas y mi calamar me hacen vivir atletismo, algo que solo lo sabe mi corazón y sobre todo unas zapatillas que me han empujado de estar al margen. El Palo, la más grande, marinera, pescadera y gratis, un lujazo entre el esperpento irracional de beneficio e interés de otros. Larga vida a ese olor singular e impresionante.




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